BANCOS DEMASIADO GRANDES PARA EXISTIR

Juan Hernández Vigueras. C. Científico

En España, la prolongada bajada de las Bolsas ha abaratado, en particular, la capitalización y el posible precio de algunos bancos; y circulan rumores que apuntan a la absorción de algún banco mediano y otras ventas y fusiones. Es decir, tendríamos bancos más grandes aún (he ahí un punto soterrado del debate político en curso por un gobierno a favor). Y es que se han olvidado los proyectos de regulación de la gran banca financiera (El informe Liikanen de 2011) de la Comisión europea de Barroso. Por el contrario, en los Estados Unidos continúa el debate sobre los megabancos que ha llegado al máximo nivel político.

Uno de los puntos más agudos y de claro contraste entre los candidatos demócratas a la Casa Blanca, Hillary Clinton y Bernie Sanders, se refiere a deseo de este último de «romper» los grandes bancos de Wall Street. Según Sanders, si un banco es demasiado grande para quebrar es demasiado grande para existir, un tema que ofrece como el título de la importante legislación que propone sobre el tema.

El pasado 5 de enero, en un discurso pronunciado en Nueva York sobre Wall Street y la economía, el senador Sanders realizó un intento de elevar el nivel de desacuerdo con Hillary Clinton al sostener tajantemente la conveniencia de “romper” las principales entidades financieras, afirmando que él podría lograr esto mediante de la acción legal del Poder Ejecutivo.

Después de destacar, ente otros puntos, el crecimiento de la desigualdad económica y social en los Estados Unidos que ha empobrecido a las clases medias, el actual senador y candidato demócrata Sanders arremetió contra la gran banca financiera:

Necesitamos un sistema bancario que sea parte de la economía productiva con la concesión de préstamos a precios asequibles para las pequeñas y medianas empresas, de modo que se creen puestos de trabajo pagados decentemente. Wall Street no puede seguir siendo una isla en sí misma, jugándose miles de millones en productos financieros de riesgo, obteniendo enormes beneficios y con la seguridad de que, si fallan sus planes, los contribuyentes estarán allí para rescatarlos.

En 2008, los contribuyentes de este país rescatamos Wall Street porque nos dijeron que sus bancos eran «demasiado grandes para quebrar». Sin embargo, hoy, 3 de los 4 mayores entidades financieras (JP Morgan Chase, Bank of America y Wells Fargo) son casi un 80 por ciento más grandes que antes de que los rescatáramos. Increíblemente, los seis bancos más grandes de este país emiten más de dos tercios de todas las tarjetas de crédito y más del 35 por ciento de todas las hipotecas. Esos mismos seis megabancos controlan más del 95 por ciento de todos los derivados financieros y poseen más del 40 por ciento de todos los depósitos bancarios. Sus activos son equivalentes a casi el 60 por ciento de nuestro PIB. Basta ya.

Si un banco es demasiado grande para quebrar, es demasiado grande para existir. Cuando se trata de la reforma de Wall Street, esa debe ser la cuestión de fondo. Esto es cierto no sólo desde una perspectiva del riesgo y del temor a otro rescate. Es también cierto desde la realidad de que un puñado de grandes entidades financieras simplemente tienen demasiado poder económico y político de este país”

Pero Sanders, este candidato demócrata al que califican de “socialista”, ha ido más allá de ofrecer una legislación avanzada para sugerir que si es elegido presidente, va a lograr una ruptura bancaria en el plazo de un año, tanto si al Congreso le gusta como si no. Es una afirmación dura que, de mantenerse, significaría elevar drásticamente las bazas en unas primarias del partido demócrata, que en su mayor parte se están desarrollando en un clima de una mayoría republicana en la Cámara de Representantes.

Un gobierno de Hilary Clinton probablemente ofrece continuidad al acento que Obama pone en la estabilidad del sistema financiero, mientras que una Administración Sanders parece probable que se apoyará en un enfoque mucho más resistente frente a las finanzas, que por sí solo podría conducir a una disminución sustancial de la importancia económica y política de los megabancos al afirmar en el citado discurso que:

«Dentro de los primeros 100 días de mi Administración, yo le pediré al secretario del Departamento del Tesoro que establezca una lista entidades » “demasiado grandes para quebrar » con los bancos comerciales, los bancos en la sombra y las compañías de seguros cuyos fallos plantean un riesgo catastrófico para la economía de los Estados Unidos, sin rescate de los contribuyentes. Dentro de un año, mi gobierno va a romper estas entidades de manera que ya no constituyan una grave amenaza para la economía, como se autoriza por la Sección 121 de la Ley Dodd-Frank » (la ley de la reforma financiera de Obama de julio de 2010)

Este planteamiento saca a debate los rescates bancarios de un modo mucho más serio y decisivo que lo haría si fuera una propuesta legislativa. De ser mantener este discurso, significa que Clinton no podrá argumentar frente a quienes en el ala izquierda demócrata siguen a Sanders, que esas ideas son inviables porque los republicanos del Congreso no las van apoyar. Desafortunadamente para Sanders, los expertos apuntan que el texto de la Sección 121 de la ley Dodd-Frank de reforma financiera de 2010 en realidad no otorga a su hipotética Administración este poder en la forma en que parece pensar Sanders. A lo largo del proceso legislativo, los lobbies financieros – como conté en mi libro – lograron introducir las pertinentes lagunas o contenidos para prever obstáculos para la futura aplicación de esa ley.

Y el problema ahora, según los expertos estadounidenses, es que la citada ley Dodd-Frank otorga una competencia colectiva a las agencias reguladoras federales para ordenar fragmentaciones bancarias; por tanto, este proceso de “romper” los megabancos queda fuera del control directo de un futuro Presidente Sanders. La referida disposición de la Sección 121 de la Ley Dodd-Frank requiere el voto de la Reserva Federal para considerar que estas entidades bancarias representan una «grave amenaza para la estabilidad financiera de los Estados Unidos«, y una nueva votación de las dos terceras partes del Consejo de Supervisión de Estabilidad Financiera (FSOC). Eso significaría que Sanders necesitaría cuatro de los siete gobernadores de la Fed para llevar adelante su plan, y el voto favorable de siete de los diez miembros del FSOC para aprobarlo. Por lo que los comentaristas se han apresurado a anunciar que eso no va a suceder.-

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